Miguel Mathus Escorihuela: "Da vergüenza ver cómo se comportan diputados y senadores de la Nación"

Tiene 86 años, las formalidades de un señor de su edad, pero también un sentido del humor sutil que le permite salpicar la charla con frases sutiles y, a la vez, ácidas. "Mire, yo tengo origen bipolar, digámoslo así", advierte, cuando es consultado sobre su historia.
Mathus estudió Derecho en la Universidad de Mendoza. "Allí también hice toda mi carrera docente", resalta, y repasa: "He sido profesor emérito, he sido doctor honoris causa y, como consecuencia de mi especialidad en Derecho de Administración del Agua y del Ambiente, he sido profesor en casi todas las universidades argentinas y muchas extranjeras, de Chile, de Uruguay, de Colombia y de dos o tres universidades en Estados Unidos, donde he dado conferencias y clases de mi especialidad", repasa.
-Tuvo una intensa participación política, también
-Cuando tenía 15 años ingresé a la Unión Cívica Radical y he hecho mi carrera política dentro del partido. Además de los cargos partidarios, fui presidente del Comité Provincia y del '83 al '86 tuve el honor de ser senador nacional por Mendoza, con el restablecimiento de la democracia con el doctor Alfonsín. Después me he dedicado exclusivamente a la docencia en la Universidad Nacional de Cuyo y en la Universidad de Mendoza.
-Siempre trabajó mucho en el Derecho de Aguas, incluso en la actualidad.
-Últimamente he participado en la elaboración de un anteproyecto del Código de Aguas para Mendoza con un grupo de expertos mendocinos, y ese anteproyecto está hoy en manos del Superintendente General de Irrigación.
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-Pero usted dice que la agricultura es su pasión.
-Sí. Ahora estoy dedicado al cuidado de mi propiedad en EL Bermejo, en Guaymallén, donde soy productor de viñedos, frutales y de olivares. Pero, en realidad, siempre me gustó la agricultura, seguramente por la adherencia materna, y no estudié Agronomía porque no me resultaba estudiar ni física, ni química, ni matemática. No hubiera sido un buen ingeniero agrónomo.
-En esos primeros tres años del regreso de la democracia, ¿cuáles son sus recuerdos más intensos?
-Teníamos que tener en mente la sanción de los proyectos del Poder Ejecutivo. No éramos mayoría y debíamos tener trato constante con el bloque del peronismo y de los partidos provinciales. Todos eran adversarios políticos, pero también todos hombres de bien. No existían todas las corruptelas que existen hoy en día y el demérito que la opinión pública, con toda verdad, siente en este momento por los parlamentarios argentinos.
-Tiene una opinión muy crítica sobre la política actual…
-Me da vergüenza ver en la televisión cómo se desarrollan las actividades en la Cámara de Diputados y en el Senado de la Nación. No tiene absolutamente nada que ver con lo que yo vivía en esos tres años en el Parlamento. Seguramente que, por el reciente retorno a la democracia, éramos muy respetuosos del reglamento interno y de los trámites que tenían que seguir los procesos internos para la sanción y aprobación de las leyes. Había más respeto por las instituciones.
El día que me tocó jurar como senador nacional, estaba emocionado porque, al prestar juramento, pensé en los prohombres que habían ocupado el Senado de la Nación a lo largo de nuestra historia. Entonces, uno sentía el grado de responsabilidad que iba a tener en el ejercicio de la función. Hoy parece que ese respeto por las instituciones no se tiene y los legisladores dan un espectáculo lamentable. Y todo depende, en último instante, de la calidad personal e intelectual de los candidatos que llevan cada partido para ser electos. Aun así, yo aliento la ilusión.
-¿Por qué su inclinación por el Derecho de Aguas?
-A mí me interesó siempre. Y en la Facultad de Derecho tuve el privilegio de tener un gran profesor que fue el doctor Joaquín López, que era profesor de Derecho de Aguas y a quien recuerdo siempre con gran afecto, con cariño y con respeto, lo mismo que el doctor Guillermo Cano. Fueron los dos maestros que me orientaron en el estudio de Derecho de Aguas y me hicieron ver la importancia que tenía la materia, no solamente aquí en Mendoza, sino también para las otras economías regionales del país. A ellos les debo lo que he llegado a hacer. Ellos me indicaron cómo había que estudiar, cómo había que investigar y les estoy profundamente agradecido.
-¿Qué piensa del cambio climático y cómo lo ha vivido, desde el estudio y desde la realidad?
-La gente, en general, no ha advertido las graves consecuencias climáticas. Nosotros apenas padecemos algunos resultados de este cambio. La sequía que vamos a tener este año es un ejemplo, igual que las que hemos tenido años atrás. Antes en Mendoza el viento Zonda corría nada más que en el mes de agosto. Ahora tenemos Zonda los 12 meses del año, por no citar sino un ejemplo de menor cuantía. Pero lo grave es la crisis del agua que se avecina en todo el mundo. El crecimiento del nivel de los océanos, la alteración que está sufriendo el Polo Sur y el Polo Norte.
Todo esto va provocar una situación muy grave para toda la Humanidad. Convendría que, desde la escuela primaria, los planes de estudios fueran concientizando a los alumnos en los colegios y en las universidades de las consecuencias que va a tener el cambio climático. Las economías líderes del mundo siguen contaminando sin que les importe nada. Me refiero a los que siguen contaminando la atmósfera, o los que contaminan el agua, al no tratamiento de los desechos, tanto los desechos comunes como de los desechos atómicos. Esta grave coyuntura internacional que estamos viviendo es un asunto muy serio que debe merecer la atención de todos los gobiernos del mundo y, sobre todo, que se imponga en la educación, desde la escuela primaria hasta las universidades.
-¿En algún momento el agua se va a terminar en Mendoza?
-Acá eso depende directamente de lo que nieve. Entonces, el año que no nieva carecemos de agua y el ejemplo lo vamos a tener este año. El año pasado nevó lo suficiente y hemos tenido una primavera y un verano que hemos podido regar en todos los cultivos perfectamente. Este año vamos a tener problemas porque, además, nosotros tenemos un índice de consumo de agua que es de los más altos del mundo y sé lo que le estoy diciendo.
Nosotros tenemos un consumo per cápita de alrededor de 60 litros por habitante por día y el resto del mundo tiene alrededor de los 30. Estamos duplicando el consumo mundial de agua por habitante, en medio de esta crisis que se ave cina. Y esto nos debe hacer pensar. Tenemos consecuentemente que cuidar más el agua, tenemos que reciclarla y todas estas cosas no son fáciles de lograr porque merecen o requieren previamente que la gente tome conciencia de lo que estamos hablando. Esto es lo difícil del problema.
Hay que ver si los gobiernos toman conciencia y logramos que esta situación mejore. En el caso de Mendoza va a significar, entre otras cosas, que los gobiernos tengan mucho cuidado en la inversión que hacen en materia de obras públicas, porque no en todos los casos se ajusta esa inversión a las reales necesidades. Por ejemplo, he estado hablando con algunas personas que me han consultado porque en las calles de nuestra ciudad o los departamentos están permanentes en reparación por cañerías rotas.
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Entonces yo les digo: 'Miren, el intendente municipal de Mendoza no puede hacer otra cosa porque las cañerías de agua de la Ciudad tienen 120 años de antigüedad porque no se cambiaron en su momento. Entonces ahora no tiene más remedio que hacer este cambio de cañerías, que se advierte en todas partes'. Para colmo los departamentos no tienen suficiente disponibilidad de agua y no reciben el agua corriente como la Ciudad. Todos estos problemas hay que estudiarlos seriamente. Hay que hacer planes de obras públicas serios, donde se hagan adecuadamente los estudios previos para ver si realmente son las obras más convenientes o se pueden mejorar las incidencias.
-Además del estudio y su profesión, ¿qué otra cosa le gusta? ¿Cuáles son sus actos de placer, de disfrute? ¿Qué lo apasiona?
-Deportivamente soy de Boca Juniors, así que tengo poca satisfacción últimamente como hincha. El fútbol me gusta, me gusta como deporte, mirarlo, pero no lo he practicado. Y me gusta mucho la lectura. Me gusta el arte también. Tengo esos pasatiempos. Para mí, leer un buen libro es un placer muy grande. También me gusta escribir. Tengo muchas cosas escritas que no he publicado y que pienso pulirlas y publicarlas dentro de poco tiempo porque, si no, todo el tiempo que uno ha estudiado en esos temas que he escrito, corren el peligro de perderse en el túnel del tiempo y del olvido.
Así que tengo tareas por delante. Esas son las cosas que me gustan. Me gusta también reunirme con amigos, porque es muy importante mantener a esta altura en la vida la sociabilidad, porque uno siempre se distrae con el análisis, los problemas, las contingencias que viven los amigos. Tengo pocos amigos, pero buenos.
-¿Qué le lectura le gusta?
-Leo generalmente temas que tengan alguna vinculación con los estudios que hago. Me gusta analizar el programa de las economías que tengan base hídrica o en donde el agua juegue un rol fundamental, porque lo he visto y lo he analizado en los diferentes países que he tenido el privilegio de visitar. Entonces me doy cuenta, comparándolo, que en algunos aspectos estamos muy atrasados y que en otros estamos haciendo las cosas bien y en otros no. Leyendo se aprende mucho de lo que ocurre en el extranjero y muchas de esas cosas son aplicables en el país. Así que mis días se pasan entre la administración de la finca, la lectura, el tratamiento del rato agradable con los amigos y los fines de semana de algún partido de fútbol.
-¿Lee literatura? ¿Le gusta leer alguna novela?
-Sí, me gusta leer novelas, me gustan los autores de mi generación. Trato de leer los autores argentinos. Me gustan los autores que son los contemporáneos a mí. Tengo una biblioteca muy amplia, una parte es la que era de mi padre. Con todo esto, a veces me falta tiempo para hacer todo lo que quisiera. Finalmente, me siento bien, gozo de buena salud. En eso paso mis días.
-¿Y también hay algo de música en su vida?
-Sí, claro, claro. Cada vez que puedo voy a algunos de los conciertos. Uno de mis nietos es un gran pianista, así que también me gustan los conciertos y voy habitualmente a escucharlos. Mendoza tiene muy buenos músicos.
El Señor del aguaCon rostro serio, bastón y siempre elegante, la presencia de Miguel Mathus Escorihuela impone respeto y sus modos también.
Es quien más sabe de Derecho de Aguas en el país y tiene un gran reconocimiento en el exterior.
Es abogado, jurista y hombre de leyes egresado de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Mendoza. Profesor Emérito de la Cátedra de Derecho de Aguas y Ambiente de la Facultad de Derecho de la Universidad de Mendoza. Profesor de grado y de Posgrado en el país y en el extranjero. Dirigió en el año 2014 y 2015 el primer Doctorado en Derecho Ambiental y Recursos Hídricos de América Latina, que se desarrolló en nuestra Facultad. Doctor Honoris Causa de la Universidad de Mendoza.
En la actualidad es Vicerrector de la Universidad y Director del Instituto de Agua y Ambiente “Profesor Joaquín López». A su trayectoria académica se le suma el haber sido Presidente de la Honorable Cámara de Diputados y Senador Nacional por la Provincia de Mendoza.
En el año 2019 la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, que se destina a premiar a las personas físicas y jurídicas y a las Entidades tanto españolas como extranjeras, que se hayan distinguido por los méritos contraídos en los campos de la educación, la ciencia, la cultura, la docencia y la investigación o que hayan prestados servicios destacados en cualquiera de ellos en España o en el ámbito internacional, le concedió la honrosa distinción de su ingreso a la misma, con la categoría de Encomienda con Placa.
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